Si alguna vez se han preguntado ¿cómo saber si tengo parásitos?, no están solos. Estos pequeños y traicioneros seres nos pueden afectar a todos, así que es importante conocer sus síntomas y la manera de prevenirlos. Adentrémonos en el oscuro y fascinante mundo de los parásitos, esos inquilinos del cuerpo que no pagan la renta ni recogen la basura.
Los parásitos intestinales y sus efectos
Antes de indagar en los síntomas, es importante entender qué son los parásitos intestinales y cómo llegan a nosotros. Estos microorganismos se adaptan al intestino del ser humano y pueden provenir de la tierra, carnes crudas o superficies sucias. Algunos de los síntomas principales incluyen distensión abdominal, dolor abdominal, diarrea, entre otros.
Sabemos que la idea de tener parásitos es desagradable, pero les garantizo que no serían los únicos. Según la Organización Mundial de la Salud, más de una quinta parte de la población mundial está infectada por uno o varios parásitos intestinales.
Síntomas que nos delatan
Algunos síntomas para saber si tenemos parásitos son similares en niños y adultos. Si experimentamos problemas digestivos como falta de apetito o un apetito insaciable, mal aliento, diarrea, estreñimiento, reflujo y acidez, podríamos estar tratando con estos invasores indeseables.
Los parásitos también pueden causar síntomas fuera del intestino, manifestándose en náuseas, vómitos, tos, fiebre, dificultad para respirar y alteraciones neurológicas. Sin embargo, la mayoría de las personas infectadas no presentan síntomas, lo que hace más complicado detectar la presencia de parásitos.
La picazón anal, un claro indicador
La picazón anal es otro síntoma importante a considerar. Imaginen la incomodidad de ese rascarse constante… y pensar que el responsable podría ser un parásito como el oxiuro.
Tendemos a evitar hablar de estos temas por pudor, pero si descubriéramos que nuestra pareja tiene picazón anal persistente, podríamos estar agradecidos por los tratamientos disponibles y por la oportunidad de volver a dormir tranquilos sin interrupciones nocturnas.
Los niños, más vulnerables a los parásitos
Los parásitos suelen afectar especialmente a los niños, pero no porque sean más sucios que los adultos. Los niños tienen un sistema inmunológico en desarrollo y están en contacto más frecuente con suciedades y contaminantes. Esto aumenta sus posibilidades de adquirir parásitos y presenta síntomas como vómitos, diarrea, cólicos y barriga hinchada.
Los niños también pueden tener picazón en el ano, gusanos en el pañal o en las heces y retraso en el crecimiento. En este caso, traten de mantener la calma y llevar al pequeño al médico. Los síntomas desaparecerán una vez que se trate la infección.
Cómo detectarlo: el examen coprocultivo
Entonces, ¿cómo saber si tenemos parásitos? La respuesta es simple: un examen llamado coprocultivo. Este identifica los huevos o quistes de los parásitos en las heces y es la prueba más usada para diagnosticar parasitosis intestinales.
Nadie quiere llevar un frasco lleno de heces al laboratorio, pero créanme, es mejor saber la verdad y tratar el problema de una vez por todas.
Recibiendo tratamiento
Afortunadamente, los parásitos no son invencibles. El tratamiento se realiza con medicamentos antiparasitarios, como albendazol y mebendazol.
En cualquier caso, siempre es necesario consultar a un médico para identificar cuál es el parásito causante y el tipo de medicamento recomendado. No se automediquen, más vale prevenir que lamentar.
La mejor defensa: la prevención
La prevención es la mejor arma contra los parásitos. Adoptar medidas de higiene y prevención es fundamental para disminuir el riesgo de contraer estas infecciones.
Entre las principales medidas se encuentra lavarse las manos después de ir al baño y antes de preparar alimentos, evitar consumir agua y alimentos potencialmente contaminados, mantener las uñas cortadas y cocinar bien la carne (a menos que disfruten de vivir en el peligro).
El poder de la higiene personal
Una de las mejores estrategias de prevención incluye lavarse el área del ano en la mañana, cambiar la ropa interior y la ropa de cama diariamente, lavar la ropa en agua caliente y evitar rascarse la zona anal. No olvidemos que los huevos de oxiuro pueden sobrevivir en superficies durante dos o tres semanas.
Factores de riesgo
Existen ciertos factores que aumentan las posibilidades de contraer parásitos intestinales. Estos incluyen ser joven (de 5 a 10 años), vivir en condiciones de hacinamiento y estar en contacto cercano con personas infectadas.
Recordemos que la ingesta de agua y/o alimentos contaminados con materia fecal es una de las principales vías de contagio. En un mundo globalizado como el nuestro, es más fácil de lo que parece tener contacto con parásitos en algún momento de nuestras vidas.
Como decía mi abuela: “Más vale prevenir que curar”
Entonces, ¿cómo saber si tenemos parásitos? La clave está en estar atentos a los síntomas, hacerse un examen de coprocultivo si es necesario y, sobre todo, adoptar medidas de prevención para mantenerlos lejos de nuestro organismo.
Como decía mi abuela: “Más vale prevenir que curar”. Así que tomemos conciencia y hagamos todo lo posible para mantenernos libres de estos indeseables inquilinos. Al final del día, la mejor forma de lidiar con los parásitos es asegurarse de no tener que recibir una visita inesperada en primer lugar.